Dicen que el jueves de la semana pasada le celebraron su cumpleaños al político tamaulipeco Juan Roberto Montes Romero, y que para ello le ofrecieron una cálida fiesta, que incluyó la compra de varios kilos de carnitas, chicharrón, así como refrescos, salsas y tortillas. ¿Qué tiene de relevante esto? Que el festejo fue en el patio principal del penal de San Miguel y que el agasajado fue el director del Centro de Readaptación Social (Cereso), quien lleva dos meses en el cargo.
Y lo más importante, que los organizadores y convocantes de la selectiva fiesta fueron los llamados “concesionarios”, que no son otra cosa que los internos más poderosos del Cereso de San Miguel por ser quienes controlan la venta ilegal de mercancías o servicios dentro de prisión; o son los que pagan para que su estancia la puedan desarrollar en áreas de privilegio, en donde no se revuelven con presos que son pobres, adictos, seropositivos o los más violentos.
Se dice que uno de los anfitriones del director del Cereso fue el polémico Edmundo Tiro Moranchel, el mismo que defraudó a docenas de familias pobres o de clase media baja con el engaño de que la empresa Sitma les multiplicaría el dinero que le depositaran, pero al final fue al revés; la compañía nunca les regresó los ahorros.
Quienes conocieron del festejo comentan: Tiro Moranchel podrá ser tildado como un delincuente, pero es una persona agradecida; por eso le hizo su fiesta a Juan Roberto Montes Romero, quien se ha portado bien con el empresario al permitirle que tenga su celda en el área de ingreso, que es donde privan los “lujos” y no hay riesgos de conflictos con otros internos.
Al convivio no faltaron los presos que venden las tarjetas para hablar por teléfono, los que rentan meses y sillas, los que controlan la zona de visita íntima y las celdas de privilegio; los que ofrecen servicios de lavandería; los que rentan aparatos electrodomésticos y herramientas; los que comercializan refrescos, comida, medicamentos y otros artículos. Dicen que también fueron los que, aunque parezca increíble, venden pulque en el patio del penal. Y obviamente los que también ofrecen otras mercancías prohibidas.
Es decir, estuvo presente la “clase empresarial del penal”.
¿Es grave que un grupo de internos le festejen su cumpleaños al director del penal? Por supuesto que no, de hecho siempre se busca que el directivo del Cereso conviva con la población penitenciaria. Lo cuestionable es que se reúne con los presos que cometen abusos y cometen actos ilegales, ya que la norma de los Centros de Readaptación Social es clara: todos los servicios que se ofrezcan dentro de las prisiones deben ser gratuitos.
Se supone que Juan Roberto Montes Romero tendría que estar combatiendo las prácticas ilegales de quienes lo invitaron a la fiesta, ya que convivir con ellos y no hacer nada en su contra constituye un acto de complicidad.
Y para nadie es un secreto que la actividad “económica” que desarrollan los llamados “concesionarios” son simples esfuerzos para hacerse de unos cuantos pesos, sino son parte de una cadena de corrupción que deja millonarias ganancias.
Por ejemplo, dicen que el preso que controla el área de Visita Íntima habría pagado unos 500 mil pesos para que lo dejen comercializar los servicios de esa zona.
Nota leida en:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2011/06/07/puebla/cuitlatlan.php
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